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domingo, 19 de octubre de 2014

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La Crónica deportiva - 7 de Octubre de 2014




“IDOLOS ARGENTOS”

En Europa no se consigue


Ya en Primera, se dejó el pelo largo y unos bigotazos setentosos. Rubén Hugo Ayala Zanabria, el Ratón, se hizo un delantero muy veloz y pícaro, tras cambiar de puestos en las inferiores de San Lorenzo. Bicampeón 72, se lo llevó el Atlético Madrid y todavía se recuerda su voz finita en una publicidad de botines…


El hincha de San Lorenzo, el de más de cuarenta y tantos, lo tiene grabado en la retina. Esa gambeta a velocidad casi supersónica lo hacía imparable para cualquier defensor. Rubén Ayala, el Ratón, era chueco, muy chueco; quizá por eso, cuando agarraba la pelota por la banda derecha y encaraba rivales daba la sensación de que se iba a desarmar. Movía la cintura y las piernas de una manera que nunca se sabía para dónde iba a arrancar. Verlo jugar, entrar al área y definir daba gusto. A su vez, escuchar su voz aflautada en un comercial de televisión, causaba gracia.
Si bien nació en Santa Fe, Ayala pasó toda su infancia en Lanús, y ya con 14 años comenzaba a darle a la pelota con la camiseta azulgrana, en la 9ª. Pero su llegada al Ciclón, previa a un paso por Racing, no estuvo plagada de flores precisamente. Primero que para que el club lo inscribiera como juvenil en AFA era requisito la existencia de un documento de
identidad a nombre del joven, que justamente el Ratón no tenía. Para peor, su padre, que se oponía a que su hijo fuera jugador, no quiso sacarle el DNI. Entonces, un allegado a San Lorenzo firmó los formularios pertinentes, haciéndose pasar por el papá de Rubén, para obtener el documento de identidad, y así el Ratón fue jugador del Ciclón, junto con su amigo Cacho Heredia, otro que brilló con la casaca azulgrana. La otra traba con la que se topó Ayala fue que algunos delegados lo veían demasiado flaquito, cosa que se repetiría con Tim como entrenador, quien se lo llevaba varias noches por semana a comer. El tiempo, y quizá esas comidas del técnico brasileño, lo hicieron un jugador extraordinario.
Tras jugar en varios puestos en las inferiores de San Lorenzo, el Ratón Ayala encontró su lugar dentro de la cancha: delantero. Así fue construyendo una carrera a puro gol: los hacía de a 20 por temporada. Así, despacito, fue haciéndose lugar entre grandes figuras del plantel profesional. Arriba suyo estaban el Lobo Fischer, el Bambino Veira, Areán, Pedro González, García Amaijenda, el Toti Veglio. En 1968, en pleno apogeo de Los Matadores, Ayala debutó en un amistoso ante Nacional de Montevideo. Fue 1 a 0 para el Ciclón con gol del Ratón. Enseguida debutó oficialmente, ante Independiente Rivadavia de Mendoza en un Nacional. Pero la presencia de esos monstruos en el plantel superior le impedían tener su lugar como titular. Pero en 1972, Fischer fue vendido a Brasil y el Toto Lorenzo le dio la oportunidad al Ratón, quien no la dejó pasar. Fue bicampeón anotando 22 goles en 37 partidos.
En 1973 pasó a la Liga española de fútbol para jugar en el Atlético de Madrid, con el que ganó una Liga y una Copa del Rey. Además, consiguió un subcampeonato de la Copa de Europa, aunque Ayala no pudo jugar la final que su equipo perdió contra el Bayern Munich, por estar sancionado. Al año siguiente fue campeón de la Intercontinental marcando el segundo y decisivo gol de su equipo contra Independiente en el Estadio Vicente Calderón.
Sus buenas actuaciones en el Viejo Continente le dieron una oportunidad en la Selección. La rompió en las Eliminatorias para el Mundial de Alemania y luego participó de dicho Mundial. Jugando en Europa, Ayala se enfretó con un episodio que todos los argentinos recuerdan. En 1975  protagonizó un anuncio televisivo, dirigido nada más y nada menos que por Eliseo Subiela, para una marca de calzado deportivo (Interminables). La frase que, mirando a la cámara, pronunciaba, con su voz aniñada, mientras entrenaba en el estadio Monumental, “En Europa no se consiguen”, se hizo proverbial en la Argentina.
Tras esta famosa publicidad y mientras seguía jugando en el Atlético Madrid, otra agencia de publicidad le ofreció grabar un comercial en el cual debía posar totalmente desnudo, solamente tapándose con una pelota. Pero el Ratón dudó, y tras consultarlo con su mujer, desistió de filmar la publicidad. Un compañero suyo en el Colchonero, Migueli, sí aceptó y se hizo célebre en todo el continente.
En septiembre de 1979, el Atlético Madrid le rescindió el contrato de Ayala. El argentino tenía firmado hasta junio de 1981 y era el capitán del equipo, pero el club le dio de baja de buenas a primeras. Incluso, la dirigencia tomó esta medida sin consultar al entrenador Luis Aragonés. El gerente José Julio Carrascosa le comunicó al Ratón Ayala su rescisión y la intención del club de llegar a un acuerdo económico. El Ratón manifestó en ese momento: ”La vida no se termina aquí. He recurrido a la A.F.E. (Asociación de Futbolistas Españoles). No me esperaba semejante decisión. Nadie me dio una explicación.” Al final, Ayala llegó a un entendimiento con la entidad.
En 1980 se marchó a la liga mexicana, donde jugó una temporada en el Jalisco y tres en los Potros del Atlante antes de tomar la resolución de retirarse
definitivamente como futbolista profesional. Y enseguida empezó su carrera como entrenador en México. Ha entrenado a varios equipos mexicanos: Cobras de Querétaro, Tampico-Madero, Cobras de Ciudad Juárez, Correcaminos de la UAT y Tuzos del Pachuca. Con este último equipo consiguió un trofeo de Invierno y un trofeo Apertura en la liga mexicana de fútbol. Sigue viviendo en México y sigue añorando. Es que hay cosas que sólo se consiguen en la Argentina…

Carnet de ídolo

Nombre y apellido: Rubén Hugo Ayala.
Nació: 8/1/1950 en Sta Fe
Jugó: 25 partidos entre 1961 y 1967
Goles: 11. Mundiales: 1974
Títulos: 0



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